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A Julián Villacorta Caballero le vio nacer, en 1946, el pueblo de Vidanes, provincia de León.

Segundo de siete hermanos, el destino hizo que su formación y educación transcurrieran en la institución de La Salle. Cursó estudios en Francia e Italia, además de en ciudades españolas como Madrid y Salamanca.

Su predilección por las letras le llevó a matricularse en la Facultad de Filosofía y Letras.

Foto de Julián Villacorta Caballero

Dedicó la mayor parte de su vida a la docencia, 41 años concretamente, impartiendo clases de francés e inglés en el Colegio Leonés de la capital de su provincia natal, aunque sus comienzos fueron en el Colegio Maravillas de Madrid.

Julián es un hombre familiar y profundamente ligado a su tierra. Le gusta disfrutar de sus hijos y nietos junto a su esposa, que son el pilar de su vida. Comprometido con su comunidad, pertenece a la Asociación Cultural Padre Isla de su pueblo así como al coro de la Iglesia.

Su afán de conocimiento hace que pase horas enfrascado en sus proyectos: leyendo, investigando, escribiendo… sobre diferentes aspectos históricos. Pero lo más destacable es su pasión por divulgar todo aquello que le produce curiosidad y le provoca esa necesidad de ser transmitido a los demás. Y no por ego, sino por el simple hecho de que se conozca, se disfrute, y, por qué no, quede como un legado a esas nuevas generaciones que todavía se cuestionan el porqué de lo que les rodea.

Fruto de ello escribe el libro “Vivir en Vidanes desde el siglo XVII al XXI” una obra de interés histórico local que recoge datos y curiosidades de la localidad.

En esta ocasión, dedicando tiempo a la ciudad en la que ha desarrollado su vida laboral y gran parte de la personal, nos ofrece “Quién es quién en el callejero de León”, una manera muy trabajada de satisfacer la curiosidad de aquellos que se pregunten quién es la persona que merece que su nombre esté en el rótulo de esa calle, plaza o avenida por la que transitan, y cuál es el motivo de ello.

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EPÍLOGO

Dado que el objetivo de este trabajo no es otro que poner al alcance del lector una sucinta reseña biográfica de las personas que dan nombre a nuestras calles, resulta entendible que más de un lector quede frustrado al no encontrar en la misma, ciertos rasgos biográficos que él, tal vez, conozca por otras fuentes.

Quien esto escribe también acusó lo dificultad de omitir lo considerado banal, aunque, a veces, ciertamente anecdótico, en favor de los rasgos más definitorios de la persona biografiada, dada la brevedad del texto dedicado a cada uno.

Quiero subrayar el riesgo que supone escrutar la vida de una persona de épocas pasadas, con los parámetros actuales, aún contando que ciertas constantes éticas o morales no han variado, ni variarán, sustancialmente, en el discurrir del tiempo.

Muchos biógrafiados no han traspasado la barrera del quehacer profesional del individuo analizado. Así, muchos personajes han pasado a la historia con la exclusiva impronta de grandes poetas, filósofos, escritores, políticos, pintores, religiosos, artistas, santos, etc. Objetivamente esto no es siempre justo, pues poniendo en la misma balanza los rasgos positivos y negativos que caracterizan a toda persona, algunos no saldrían muy bien parados. Pero sigue siendo más válido y sensato realzar lo positivo que lo negativo.

Convencido de que la historia, en buena medida, hay que reescribirla, es de esperar que ciertos datos, dados aquí como verdaderos, sean refutados en el transcurso del tiempo. Piénsese, por ejemplo, en lo que fue o pudo ser la batalla de Clavijo, ciertos periplos del Cid, la historia de Bernardo del Carpio, la de Bellido Dolfos, la del apóstol Santiago, en España, etc. que hace tan sólo unas décadas nadie se atrevía a objetar y que hoy en día se ponen en solfa, por carecer, no sólo de rigor histórico, sino de la lógica más elemental.

Pero, aunque la historia se pueda reescribir e incluso falsificar, no se puede repetir.

FUENTES DE CONSULTA

BIBLIOGRAFÍA